En el artículo anterior hice hincapié en la importancia de encontrar la esperanza y un sentido de certeza de que PUEDES cambiar las cosas. La vida puede mejorar, independientemente de las tendencias de tu hijo.
La semana pasada recibí el siguiente correo electrónico:
“Nacho, entiendo que “hay que dejar morir a las malas hierbas” para alejarse del comportamiento negativo es importante. Pero, ¿qué hago cuando me sigue, me tira, se aferra a mí … y no deja de lloriquear / gritar en mi cara? Sigo reaccionando a su negatividad con mi propia negatividad. Confío en mí, quiero hacerlo mejor. ¿Pero cómo?”
¿Controlar a tus hijos? Solo Controla Lo Que Es Controlable
Cuando se trata de niños exigentes y reactivos que persisten en su deseo de llamar tu atención, es inútil tratar de controlar a tus hijos.
Pero aquí está la trampa: cuando nos alejamos, nos siguen. Cuando intentamos irnos, ellos se aferran. Cuando los ignoramos, lloran y gritan y, en algunos casos, nos “atacan” físicamente.
Comprensiblemente, a menudo nos sentimos frustrados y, como el padre de arriba, nuestra tendencia es reaccionar, lo que alimenta su negatividad.
Si esto persiste, perderemos en el juego de la crianza.
Nuestra reacción generalmente consiste en tratar de mantenerlos callados, que dejen de gritar, que escuchen o incluso que se vayan a su habitación. Cuanto más se niegan, más tendemos a responder de manera muy controladora.
Les hablamos como si tuviéramos control sobre ellos, y no es así.
¿Controlamos A Nuestros Hijos?
La conclusión es que no es posible (en el fondo) controlar a tus hijos.
Cuanto más terminamos cayendo en esta trampa, más terminamos en batallas inútiles y luchas constantes.
De muchas maneras, cuando aceptas esta verdad, estás abierto a una forma ilustrada de crianza que te brinda un tremendo poder para enseñar a tus hijos lecciones de vida críticas y ayudarles a aprender a negociar a través del mundo de manera más eficaz.
Entonces… ¿Qué Podemos Controlar?
En vez de controlar a tus hijos, hay dos piezas que puedes controlar que son de vital importancia.
Primero, puedes controlarte a ti mismo.
Puedes alejarte, incluso cuando tu hijo te sigue y sigue gritando y llorando. Puedes mantener la calma, incluso frente a la peor crisis y al arrebato más feo.
Esto se vuelve mucho más fácil cuando también reconoces que puedes controlar otra cosa de importancia crítica: tu hogar.
¿Que quiero decir? Quiero decir que puedes configurar tu hogar para que puedas alejarte, ir a tu habitación, cerrar la puerta y dejar que comiencen los fuegos artificiales (¡y comenzarán con bastante rapidez!).
Puedes permitir efectivamente que el momento negativo persista mientras “él” quiera persistir en él.
Simplemente encuentra una manera de alejarte de la reacción, tal vez habiendo recogido a otros hermanos en el camino, y permitir que este momento se desarrolle sin tu atención.
Esta estrategia es esencial para el niño muy, muy difícil. Debes ser capaz de honrar el matar de hambre de las malas hierbas, para poder avanzar.
Recuerda, esto permite que estos momentos negativos disminuyan rápidamente en los próximos días.
Y ellos declinarán.
Una vez que eso sucede, puedes comenzar a notar más fácilmente los momentos positivos. En otras palabras, puedes comenzar a alimentar las semillas que hablamos la semana pasada en vez de intentar controlar a tus hijos.
¿Qué te parece?
Y Además De No Intentar Controlar a Tus Hijos, No Lo Hagas De Esta Manera.
Primero, sin embargo, revisemos cómo “suenas” cuando estás frustrado, molesto y luchando por tener las cosas bajo control.
Podrías sonar como cualquiera de estos comentarios:
- “Deja de gritarme”.
- “No me sigas. Me estoy alejando “.
- “No puedo escucharte más. Déjame solo.”
- Ve a tu habitación ahora mismo. He tenido suficiente.”
- “Deja de pegar a tu hermano”.
- “Vas a comer toda la comida”.
- “Limpia tu cuarto.”
- “Haz tu tarea.”
- “Deja el teléfono.”
Te identificas ¿verdad?. Estás respondiendo y hablando con tus hijos como si tuvieras el control.
Es exigente… Es desesperado… Es feo … y no funciona.
Como adultos, ¿nos gusta que nos hablen de esta manera? ¡Por supuesto no!
Y tampoco tus hijos.
En Su Lugar, Hazlo De Esta Manera.
Si tus hijos no escuchan tus palabras, entonces las palabras más intensas, o las palabras más exigentes, no son la solución. Esto siempre erosionará la relación con tus hijos con el tiempo, así que abandónalo.
En cambio, cuando sea el momento de informar a los niños de un cambio o transición, haz eso: Informarles
Usa tus palabras para informar, no para exigir. A menudo sugiero una frase muy mágica …
Es tiempo de _______.
Esta es una frase muy útil y te permite dejar de tratar de controlar a tus hijos y la situación, y en su lugar usas (de forma agradable) tu voz para informar a tus hijos de lo que está sucediendo.
Algunos ejemplos:
“Es hora de comer ahora.
“En cinco minutos, será hora de salir.
“Es hora de guardar eso porque es la hora de acostarse.
“Es hora de ir al colegio.
¿Los tendrás inmediatamente escuchándote? No. Lo dudo.
Pero te posiciona en un estado de cordura y equilibrio para establecer el tono correcto en tu hogar.
Por ahora, toma el control de lo que puedes controlar. Y no puedes controlar a tus hijos.
¡Olvídalo!
Esto no requiere lectura, sino acción. Debes estar dispuesto a tomar esa acción hoy.
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